ORACIÓN A SAN JOSÉ San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza. Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida. Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales. Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.

sábado, 1 de mayo de 2010

SAN JOSÉ, OBRERO

SAN JOSÉ DA NOS UNA BUENA MUERTE

El primero de mayo, antes de convertirse en Europa en la Fiesta del trabajo, señaló durante mucho tiempo — a finales del siglo XIX y comienzos del XX — un día de reivindicaciones, y sobre todo un día de reivindicaciones en favor de la promoción obrera. Había en todo ello una voz ante la que no podía resultar insensible la Iglesia, a la que los papas León XIII y Pío XI se esforzaban por entonces en abrir a los problemas del mundo del trabajo. Pío XII quiso dar una dimensión cristiana al presente día colocándolo bajo la protección de San José Obrero (1955). José no sólo fue un trabajador, el carpintero de Nazaret, sino que es el modelo del trabajador cristiano, ya que, durante años, trabajó para Jesús y dentro de la diaria intimidad con él.
Se debe trabajar con amor. "Trabajar con amor es tejer la tela con hilos de vuestro corazón, como si el ser amado fuera a usar esa prenda de vestir. Es arrojar semillas de ternura, y cosechar con alegría, como si el ser amado fuera a comer ese fruto. Es impregnarlo todo de amor" (K. Gibrán).
El 5 de enero de 1964, desde Nazaret, exhortaba Pablo VI a aprender la lección del trabajo, la conciencia de su dignidad. Y nos señalaba a todos "al gran modelo, al hermano divino, al defensor de todas las causas justas, es decir: a Cristo, nuestro Señor". El hijo del carpintero, como era conocido Jesús. Y con el hijo, el padre, San José, obrero. ¡La Obra Bien Hecha! ¿Alguien puede imaginarse a San José haciendo "chapuzas"?. Realizaría tareas sencillas, pero pondría toda su alma en hacer las cosas bien. No haría cosas extraordinarias, pero lo ordinario lo haría extraordinariamente.
Para el cristiano, el taller de José proyecta una nueva luz acerca la dignidad del trabajo. No sólo le ofrece, como a los demás hombres, el medio con que perfeccionar la naturaleza y servir a la comunidad de sus hermanos, sino que le da pie a participar plenamente en la condición del Hijo de Dios hecho hombre, y le invita a unir a los sufrimientos de Cristo los propios sufrimientos inherentes a su trabajo. Así resulta éste una aproximación a Dios.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo