ORACIÓN A SAN JOSÉ San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza. Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida. Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales. Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.

lunes, 19 de marzo de 2018

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valimiento, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Vuestra altísima dignidad de Padre putativo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo. Sed mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén.
Jaculatoria. Bondadoso San José, Esposo de María, protegednos; defended a la Iglesia y al Sumo Pontífice y amparad a mis parientes, amigos y bienhechores.

sábado, 31 de octubre de 2015

revelaciones privadas: SAN JOSÉ, EL GRAN OLVIDADO

revelaciones privadas: SAN JOSÉ, EL GRAN OLVIDADO: Puede descargarse el tríptico San José el más santo de los santos haciendo clic en la imagen anterior De las Revelaciones d...

martes, 11 de agosto de 2015

martes, 10 de marzo de 2015

NOVENA A SAN JOSÉ



Oración Inicial de todos los días
Hacer la señal de la cruz.
Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas un solo Dios verdadero, en quien creo y espero y a quien amo con todo mi corazón. Te doy gracias por haber honrado sobre todos los santos a San José con la dignidad incomparable de padre adoptivo de Jesús, Hijo de Dios, y esposo verdadero de María, Madre de Dios. Ayúdame a honrarle y merecer su protección en vida y en la hora de la muerte.

San José patrón de la Iglesia, jefe de la Sagrada Familia, te elijo por padre y protector en todo peligro y en toda necesidad. Descubre a mi alma la pureza de tu corazón, tu santidad para que la imite y tu amor para agradecerte y corresponderte. Enséñame a orar, tu que eres maestro de oración y alcánzame de Jesús por María la gracia de vivir y morir santamente.  Amén.
Meditación del día correspondiente
Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena
Oración Final de todos los días

¡ACUÉRDATE!

¡Acuérdate! Oh castísimo esposo de la Virgen María, dulce protector mío San José que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu auxilio, haya quedado sin consuelo! Animado con esta confianza, vengo a tu presencia y me recomiendo fervorosamente a tu bondad. No desatiendas mis súplicas, oh padre adoptivo del Redentor, antes bien acógelas propicio y dígnate socorrerme con piedad. Amén.
Meditación de cada día

Día Primero: Fe de San José

La fe es una virtud sobrenatural que nos inclina a creer todo lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos propone. Es la virtud sobre la que se apoyan todas las demás virtudes, pues sin ella no participamos de la vida de la gracia. San José creyó con una fe tan viva que sólo la Santísima Virgen pudo aventajarlo. Toda su vida fue verdaderamente una vida de fe, un acto continuo de fe.

Día Segundo: Fervor de San José

El fervor es la prontitud de la voluntad en el servicio de Dios. San José, siervo bueno y fiel, siempre vivió y trabajó por hacer con perfección y diligencia la voluntad de Dios, aunque le ocasionara grandes sacrificios. Los que aman como San José están dispuestos a sacrificar todo cuanto el Señor les pida.

Día Tercero: Amor de San José al prójimo

El amor con que amamos a Dios y el amor con que amamos al prójimo es un solo amor: son dos ramas de una misma raíz porque si al prójimo no le amamos por Dios y con Dios no le amamos con amor verdadero.
El amor de San José a Dios es el mayor que se puede encontrar después de la Virgen María; su amor al prójimo, por tanto, es también el mayor después del de la reina del Cielo.

Día Cuarto: Prudencia de San José

La prudencia es al virtud que dirige todas las cosas a buen fin. Ninguna virtud obra sin que ella le ordene el modo y el tiempo en que debe hacerlo. La prudencia sirvió de guía a san José para llevar a cabo felizmente la misión del Señor de ser custodio de Jesús y esposo de María, a pesar de los grandes trabajos y contradicciones que halló a su paso.

Día Quinto: Fortaleza de San José

La fortaleza es una firmeza de ánimo, una presencia de espíritu, contra todos los males y contrariedades. La vida de San José, después de la de Jesús y María, fue la que mayores contradicciones experimentó; debía ser también varón fuerte. Belén, Nazaret, Egipto, demostraron el heroísmo de la fortaleza del Santo, que sufrió con constancia todos los dolores y trabajos de su vida.

Día Sexto: Pureza de San José

San José fue custodio de Cristo Jesús, y verdadero esposo de la más pura criatura, María Madre de Dios. San José apareció a los ojos de Dios adornado con tanta pureza que el Señor le confió sus más grandes tesoros. Con este ejemplo sublime de pureza. ¿No nos animaremos a ser puros en pensamientos, palabras y obras?

Día Séptimo: Pobreza de San José

Bienaventurados son los pobres de Cristo, que viven desprendidos de los bienes de este mundo y dan a sus hermanos aún de lo preciso. San José tenía ante sí el ejemplo de María y el ejemplo de Jesús, hijo de Dios, que para predicar el desprendimiento y amor a la pobreza se hizo pobre, teniendo por cuna un pesebre en su nacimiento. Vivió pobre San José y dio de su pobreza a los  más necesitados.

Día Octavo: Paciencia de San José

Es esta una virtud que nos hace sobrellevar con alegría y paz todos los males de la vida por amor de Dios. Es necesaria la paciencia para alcanzar el cielo; y no hay virtud de más frecuente ejercicio desde que existe el pecado. En la vida de san José hubo muchas penas pero él padeció con paz, con alegría y completamente resignado a la voluntad de Dios.

Día Noveno: Conformidad de San José con la voluntad de Dios

Todos tenemos absoluta necesidad de esta santa virtud, pues con ella nuestra vida se hace un cielo y sin ella se vuelve un infierno. San José, modelo acabado de todas las virtudes, lo es especialmente de la conformidad con la voluntad de Dios. Toda su vida sembrada de alegrías y de penas, es escogido por Dios Padre para que hiciese sus veces en la Sagrada Familia, asociado a la suerte de Jesús y de María, practicó constantemente esta virtud.




jueves, 11 de diciembre de 2014

PAPA FRANCISCO: ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET - JORNADA MUNDIAL DE LAS FAMILIAS - OCTUBRE 27 DE 2013



"Jesús, María y José,
a ustedes, la Sagrada Familia de Nazaret,
hoy miramos con admiración y confianza;
en vosotros contemplamos
la belleza de la comunión en el amor verdadero;
a ustedes encomendamos a todas nuestras familias,
y a que se renueven en las maravillas de la gracia.

Sagrada Familia de Nazaret,
atractiva escuela del Santo Evangelio:
enséñanos a imitar sus virtudes
con una sabia disciplina espiritual,
danos una mirada limpia
que reconozca la acción de la Providencia
en las realidades cotidianas de la vida.

Sagrada Familia de Nazaret,
fiel custodia del ministerio de la salvación:
haz nacer en nosotros la estima por el silencio,
haz de nuestras familias círculos de oración
y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas,
renueva el deseo de santidad,
sostener la noble fatiga del trabajo, la educación,
la escucha, la comprensión y el perdón mutuo.

Sagrada Familia de Nazaret,
despierta en nuestra sociedad la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
inestimable e insustituible.

Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz
para los niños y para los ancianos,
para aquellos que están enfermos y solos,
para aquellos que son pobres y necesitados.

Jesús, María y José,
a ustedes con confianza oramos,
a ustedes con alegría nos confiamos".













jueves, 1 de mayo de 2014

UN PENSAMIENTO DIARIO PARA SAN JOSÉ EN EL MES DEDICADO A ÉL








Día 1:
Padre adoptivo de Jesús. Escogido por el Eterno Padre con amor previsor y gratuito, para ser custodio y defensor de Jesús, tú, oh San José, entras plenamente en el proyecto de la Salvación, según las promesas hechas por Dios al pueblo hebreo. Ayúdame, San José, a leer hoy, con amor, el Evangelio que describe la genealogía de Jesús.

Día 2:
Custodio de Jesús. Durante la vida terrena de Jesús, tú, oh San José, no te has preocupado de hacer cosas grandes sino de hacer bien la voluntad de Dios, también en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor. Enséñame San José la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.

Día 3:
Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh San José, tu “sí” a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como Esposa. Entonces, por ti, Jesús entró en la genealogía de David con pleno derecho delante de la ley y de la sociedad. Te confiamos, oh San José, a todos los padres para que siguiendo tu ejemplo acepten en el seno materno el don inestimable de la vida humana.

Día 4:
El hombre del silencio. Te acostumbraste al silencio, oh San José, estando con Jesús y María. La casa de Nazaret era un templo y ¡en el templo, sobre todo, se reza!.Enséñame, oh San José, a dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.

Día 5:
El hombre de fe. Más que Abraham, a ti, oh San José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del hijo de Dios. Fortalece, oh San José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6:
El hombre de la esperanza. En la persona de Jesús, oh San José, tuviste la garantía del cielo y, por lo tanto, siempre estuviste lleno de profunda paz interior. Aumenta, oh San José, mis motivos para tener coraje, alimenta el aceite para mis lámparas.

Día 7:
El hombre del amor a Dios. Oh San José, tú diste pruebas de amor a Dios cuidando amorosamente a Jesús en vida escondida y en profunda sintonía con la voluntad de Dios. Enséñame oh San José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.

Día 8:
El hombre de la acogida. Oh San José, diste ejemplo de espíritu de acogida en la afectuosa ternura con tu esposa, en los servicios prestados a la gente, buena o mala, y estando siempre al lado de Jesús, el salvador de las almas. Oh San José, ¡Que yo descubra aquellos gestos que me hacen imagen viva de Dios amor, los gestos de acogida y de paz, los gestos de disponibilidad y de dedicación incondicional!

Día 9:
El hombre del discernimiento. Con los ojos del alma, oh San José, ordenaste tu vida de piedad, tu trabajo, tu alimento, tu reposo, tus pensamientos más profundos, tus afectos, tus juicios, tus intenciones en el obrar. Ayúdame oh San José, a avanzar en las virtudes por la acción del Espíritu Santo que renueva la vida de las personas y de las comunidades.

Día 10:
El hombre de la docilidad. Santo Tomás define la docilidad como atención constante y deferente a las enseñanzas de los sabios. Tú, oh José, fuiste siempre muy dócil a las enseñanzas de Jesús y de María, su Madre. Aleja de nosotros oh San José, la presunción, la tonta estima de mis opiniones, la obstinación de seguir mis ideas.

Día 11:
El hombre de la entrega. Tú oh San José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana. Ayúdame oh San José, en la oración, a no permitir que mi alma, se quede dormida y alcánzame una habitual disposición y fervor en mi vida.

Día 12:
El hombre de la simplicidad. Esta virtud oh San José, hacía parte de tu carácter y cada día más se perfeccionaba por el desapego de las criaturas. Ayúdame oh San José, a desear y gustar solamente a Dios y a despegarme de todo lo que no sirve para mi vida espiritual.

Día 13:
El hombre de la confianza. Tu seguridad oh San José, estaba en adherir a la voluntad de Dios como se manifestaba día tras día. Haz oh San José, que nosotros tengamos la seguridad de quien confía en Dios y que en cualquier situación, aunque adversa, estemos en sus manos.

Día 14:
El hombre de la paz. Tú, oh San José, fuiste el custodio de aquel que trajo la paz al mundo, que predicó el amor, la fraternidad y la unidad y proclamó” felices los que trabajan por la paz”. Oh San José, ayúdame a promover la paz en el ambiente donde yo vivo y trabajo.

Día 15:
Ejemplo de humildad. ¡ Como te sentías pequeño a tus ojos, oh San José!, ¡Como amabas tu pequeñez!. No hiciste milagros y mantuviste tu vida tan escondida que casi nada sabemos de ella. Ayúdame, oh San José, a huir de las alabanzas y de la gloria humana. Haz que encuentre gusto en vivir escondido y en relativizar mis intereses personales.

Día 16:
Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh San José, tu fortaleza alcanzó un grado de perfección muy elevado. Ella se manifestó especialmente en el soportar con serenidad el exilio en Egipto y la dureza del trabajo de cada día. Ayúdame oh San José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.

Día 17:
Ejemplo de obediencia. Tu obediencia, oh San José, fue admirable, especialmente cuando tuviste que huir a Egipto, luego de una orden delante de la cual habías tenido tantas razones para no realizar. Aleja de mí, oh San José, todas las excusas que mi egoísmo plantea para no cumplir la voluntad de Dios.

Día 18:
Ejemplo de justicia. Viviendo alejado de las cosas del mundo, oh San José, practicaste siempre la virtud de la justicia especialmente a través de tu trabajo de carpintero. Y ¡qué respeto tuviste para con el Rey y la Reina del Cielo! Alcánzame, oh San José total pureza de intenciones y de corazón y plena adhesión a Dios y a su voluntad.

Día 19:
Ejemplo de prudencia. Tu prudencia, oh San José, se manifestó en el desapego del mundo, en la castidad, en la pobreza, en tu espíritu de pobre y en la dedicación al trabajo de cada día. Haz, oh San José, que yo no haga nada sin antes confirmarme: “que sirve esto para la eternidad”.

Día 20:
Ejemplo de pobreza. Tú, oh San José, viviste la pobreza voluntaria, sufriste las privaciones y las incomodidades de la pobreza, pero no quisiste cambiar tu condición por ningún tesoro de este mundo. Obtenme, oh San José, la gracia del desapegarme de las riquezas y de desear únicamente los bienes eternos.

Día 21:
Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu Esposa, oh San José, recibió tanto como tú, de la bondad de Dios. En tu justicia dabas gracias a Dios continuamente. Veías solo a Dios, pensabas sólo en Dios; no obrabas sino por ÉL. Haz, oh San José, que yo tenga verguenza de mis ingratitudes y que tenga valentía de humillarme delante de Dios.

Día 22:
Ejemplo a los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh San José, probaste la fatiga, y el cansancio del trabajo de cada día. Ayúdame, oh San José, a redescubrir la dignidad de mi trabajo, sea cual sea, y de desarrollarlo con entusiasmo para el bien de todos.

Día 23:
Ejemplo de la misión. Oh, San José, ¡Que gran amor tuvistes por las almas! ¡Cuantas oraciones hiciste para su salvación! ¡Y todo eso inspirado por Cristo que habría de morir por la salvación del mundo! Haz, oh San José, que yo pueda con la palabra y con la vida, ayudar al hombre de hoy a encontrar a Jesús, la Palabra que da respuesta definitiva a todas las preguntas esenciales del hombre.

Día 24:
Custodio de la virginidad. La Voz del Espíritu Santo encontró en ti, oh San José total acogida, porque tu vida fue llena únicamente de Dios y tu fuerza fue sólo el amor que tuviste para Él. Haz, oh San José, que yo deje mis caminos y siga sólo a Dios que me llama a participar de su vida, y que tenga fuerza de hacer fructificar sus dones.

Día 25:
Consuelo de los que sufren. Oh San José, toda tu vida estuvo marcada por el sufrimiento: exilio, trabajo, pobreza. Pero tu corazón era feliz y tu alma siempre serena. Ayúdame oh San José, a darme cuenta de que la vida eterna y no el dolor, es la verdadera vocación del hombre. Presérvame ahora y siempre del llanto de los que no tienen esperanza.

Día 26:
Esperanza de los enfermos. En tu vida, oh San José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo supiste encontrar tu misión única e irrepetible en la historia. Te ruego, oh San José, consolar hoy a todos los que están afligidos por la enfermedad. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

Día 27:
Patrono de los moribundos. Tú, oh San José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa María. Tuviste siempre presente en tu vida la meta final o sea el cielo, con la certeza de alcanzarla; siempre atento a tu interioridad y dedicado a la contemplación. Ayúdame, oh San José, a pensar a menudo en el cielo donde todos somos invitados al banquete eterno.

Día 28:
Amparo de las familias. Oh, San José, la Escritura afirma que a tu lado y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”. Te ruego, oh San José, que los niños encuentren en la familia el ambiente ideal para desarrollar el amor y asumir los verdaderos valores.

Día 29:
Modelo de vida doméstica. Oh, San José, en la Familia de Nazaret asumiste plenamente tu responsabilidad con espíritu de colaboración y de humildad evangélica. Haz, oh San José, que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano a las de una sana y adecuada espiritualidad.

Día 30:
Terror de los demonios. Oh, San José, fortificado por la presencia y el recuerdo de Jesús has podido vencer siempre cualquier ataque a tu fe por parte del demonio. Limpia, oh San José, mi corazón y mi mente de toda maldad para que sea un cristiano lleno de vida redimido por la sangre de Cristo.

Día 31:
Patrono de la Iglesia Universal. Oh, San José, por la misión que te fue confiada a la iglesia de Cristo haciendo que camine siempre en la verdad y el amor para ser luz del mundo. Guía oh, San José, a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio.


miércoles, 19 de marzo de 2014

CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ


Por amor de Dios Padre, Tú, San José, has sido llamado padre de Jesús y, unido a la maternidad espiritual de María, ahora también padre nuestro. A  ti consagramos nuestra vida y la misión que Dios nos ha encomendado. Te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor, que intercedas por la Santa Iglesia para su salvación, que intercedas en nuestra oración y la lleves a Dios. 
Tú, esposo de María, casto, justo, prudente y humilde, haz que estas virtudes, en ti gloriosas, afloren en nuestro espíritu y, para gloria de Dios, en el mundo. 
Haznos dulces y dóciles, tiernos y mansos con nuestro prójimo, especialmente con nuestros padres, hijos, familia y hermanos, no desde nuestra pequeñez sino desde Dios, dejando que Él sea en nosotros y nosotros en Él, que todopoderoso es. Amado San José enséñanos a desaparecer, como Tú que estás presente pero en Ti es sólo el Espíritu Divino el que permanece y Tú desapareces en el silencio del amor. 
Ruega para que en la presencia del Espíritu Santo, reconozcamos que sin Dios nada somos y nada podemos; ruega para que Dios obre en nuestro corazón como en el tuyo; ruega para que desaparezca nuestra pequeñez y aparezca tu grandeza, al reconocer nuestra debilidad en presencia de Su Amor. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén. 
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén.