¡Oh Santísimo José!, esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús. Gracias a Dios que te escogió y a ti por responder con tanta virtud. Dios te dotó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os ruego por el amor que tuviste al Divino Niño, me ayudes a tener el mismo fervor para recibirle en la Eucaristía. Amén. -Rezar: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.
Meditemos en el viaje de Sta. María y San José hacia Belén; llevando consigo, aun no nacido, al creador del universo, hecho hombre. Contemplemos la humildad y obediencia de ese divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de la población de su provincia. Vive esa circunstancia y sus padres también la han de sufrir. Ellos no entendían todo pero aceptaron por fe. Nosotros también vivimos en un mundo donde los fuertes se imponen, pero si confiamos en Dios veremos maravillas.
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